CVS-Q© TEEN: Frecuencia del síndrome visual informático en adolescentes y su relación con el uso de libros de texto en soporte digital

En la sociedad actual, los adolescentes son más vulnerables a un uso excesivo de dispositivos digitales que los adultos, probablemente por la falta de autocontrol ante información que les puede parecer interesante, por el valor de entretenimiento o relajación, así como por el alto uso por parte de sus amistades, su familia e incluso por las tareas académicas que se les demandan diariamente. Algunos centros educativos en España incluso están incorporando tabletas que sustituyen a los libros de texto en papel, lo que intensifica aún más esta exposición, sobre todo en determinados periodos del curso académico. La pandemia de COVID-19 no hace más que agravar esta situación.

El uso prolongado de dispositivos digitales tiene efectos en la salud visual de las personas, que perciben una serie de síntomas como picor, sequedad, visión borrosa o dolor de cabeza, entre otros. A este conjunto de síntomas se le llama síndrome visual informático (SVI). Actualmente existe un cuestionario en español válido para medir este síndrome en adultos (el CVS-Q©), pero no hay ninguno dirigido a adolescentes, lo que ayudaría a medir la magnitud de este problema de salud en esa población, cifras hasta la fecha desconocidas.

En este proyecto se adaptará y probará el cuestionario CVS-Q©, para garantizar que se pueda utilizar en adolescentes de forma fiable, con una terminología comprensible, que incorpore la sintomatología percibida a esa edad y que sean fácil de cumplimentar. A continuación, una muestra de estudiantes de 12 a 17 años de dos institutos públicos (uno que usa libros de texto en formato digital y otro en papel) cumplimentará el cuestionario. Se calculará la frecuencia del SVI en diferentes momentos del curso con distinta carga académica (inicio, final, periodo de exámenes), comparando los resultados obtenidos en los dos institutos. Los resultados del proyecto tendrán un gran impacto en investigación clínica, dado que se obtendrá la primera herramienta a nivel internacional para medir SVI en adolescentes. El cuestionario podrá ser utilizado en investigaciones epidemiológicas y también en estudios sobre evaluación de intervenciones preventivas, por ejemplo, el efecto de diferentes diseños de lentes oftálmicas o de contacto, el uso de lágrimas artificiales, o de filtros, entre otros. Asimismo, los profesionales de atención primaria o especializada podrán disponer de esta herramienta, para evaluar si un adolescente presenta el síndrome y de esta forma proceder a establecer las recomendaciones necesarias para reducir esta sintomatología. Todo lo anterior, redundará en la mejora de la salud visual de los adolescentes cuando utilizan dispositivos digitales, que es el propósito principal que se persigue a largo plazo.